Dice un fragmento de una poesía anónima que: «El amor de madre posee la facultad de multiplicarse sin perder fuerza. No baja con el número de hijos, sube, crece, se desparrama y se riega en cada uno de los vástagos… El amor de madre no mide consecuencias. Es incondicional por definición y no espera retribuciones. Darían la vida sin pestañear, y prefieren el dolor propio al de los hijos…»
En «La mejor madre del mundo» encontramos palabras de agradecimiento y ánimo para todas las madres que lo escuchen: